Los aromas de la memoria
Milenios sin escribir. O escribiendo, ¿pero qué?
Hoy me levanté pensando en lo hermoso que sería poder atesorar fragancias en pequeños frasquitos, esas que nos hacen navegar en las aguas de la memoria y que nos llevan a momentos, personas o lugares.
También puede ser peligroso. Eso aroma que evoca un amor, una traición, un momento feliz, un momento doloroso, podría hacer que nos anclemos allí y no sepamos regresar.
En definitiva, ¿será cuestión de azar que no podamos hacerlo o más bien de supervivencia? ¿Será, tal vez, mejor no recordar aquellas cosas que nos hacen pensar en nuestras elecciones?
Quizá, es solo el destino que nos ata a este presente y nos lleva hacia el futuro, como un barco con rumbo certero, que sabe hacia donde ir, incluso si su capitán no lo sabe. O podemos ser nosotres mismes quienes decidimos simplemente no recordar, no traer esa fragancia a nuestros días para que no sumerja nuestro frágil presente. No lo sé. Hoy solo puedo preguntármelo.